Las tendencias lo están confirmando insistentemente y la regla natural ha cumplirse: "quien se anticipe tendrá ventajas competitivas, quien lo haga ‘a tiempo’ permanecerá prácticamente inmóvil y quien demore ya pode ir pensando en su propia defunción".
Adaptarse debe ser una inquietud constante. Y sobre adaptaciones creo que nada mejor que un buen ejemplo: en la evolución de las especies comprobamos que los delfines dejaron los mares para sobrevivir en tierra y luego regresaron a su origen, al mar, donde hoy los vemos, adaptándose siempre que fue necesario.
Las tecnologías, más que nunca, están afectando a los modelos de negocio y a la mayoría de las estructuras intensamente dependientes de recursos humanos. Además de esto, están haciéndolo a velocidades de vértigo. Y esto tampoco es novedad. Sin embargo, también insistentemente, la tardanza a la hora de adaptarse suele ser la respuesta casi general de los afectados. La adaptación, de haberla, es irritantemente lenta.
Una breve lista de grupos aún inadaptados, es decir, aquellos afectados que, a pesar de disponer de indicios suficientes del peligro que se avecina, apenas intentan adaptarse:
– Las discográficas se quejan, se lamentan… tanto que las leyes se van adaptando a sus exigencias en vez de ellas ir adaptándose al nuevo entorno. Ahora no es necesario contar con costosísimos estudios de grabación, múltiples ingenieros de sonido, materiales derivados del petróleo, distribuidores, tiendas físicas, dependientes… para poder disfrutar de las melodías de unos pocos artistas. Eso hoy se pode hacer con un ‘clic’ gracias a internet y escuchar exactamente las melodías que deseas. Y cada vez tenemos más y más artistas. La música no está en peligro, está claro, sólo las discográficas inadaptadas y los afectados polo su modelo de negocio y distribución.
– Las editoriales deberían tenerlo claro desde hace tiempo pues el éxito de Amazon es bien conocido a pesar de poseer apenas unos quince años de vida. Tras Amazon otras muchos tiendas online nacieron replicando su modelo de negocio. Ahora surgen masivamente e-books, incluso e-magazines, por lo que la cultura escrita también queda a un ‘clic’. Como afectados tenemos a las editoriales, las papeleras, las distribuidoras, las tiendas físicas, dependientes… Hoy, también más que nunca, la cultura escrita abunda, los costes de editar se reducen considerablemente en el campo digital y nuevamente identificamos al grupo afectado.
– Tirando del hilo de las editoriales podemos anticipar que los libros de texto, sí, esos instrumentos ‘imprescindibles’ para la enseñanza, pueden tener su fecha de defunción anunciada. Que sucedería si el profesorado participa en la elaboración de su propio material didáctico en una Wiki educativa? Esto ya está sucediendo en California donde está previsto un millonario ahorro en las arcas públicas y una amplia mejoría en la calidad de la enseñanza. Por el camino hasta que ese potencial objetivo se alcance hay profesores individuales, colegios, institutos y universidades que publican su material, comparten foros con el alumnado, crece la oferta e-learning…
Podría estar llenando esto de ejemplos porque parece que vivimos en un mundo perfectamente copiable.
Sin embargo, para finalizar este artículo voy a ir aún más lejos, mucho más lejos. La democracia también tendrá que adaptarse. Realmente, stricto sensu, es conocida como ‘gobierno del pueblo’ desde la antigua Atenas a pesar de comenzar realmente a implantarse y difundirse hace poco más de un siglo, antes sólo era falacia o utopía. ¿Y hoy? ¿Es ‘gobierno del pueblo’ o ‘gobierno de representantes del pueblo’? Sí, representantes de un pueblo hastiado, cada vez menos participativo en las elecciones, que realmente es gobernado durante cuatro años por los mismos representantes hasta volver a ser consultado. ¿Podrá la universalización del acceso a la red modificar la metodología para que el ‘gobierno sea realmente del pueblo’? Cuando eso acontezca posiblemente tengamos una auténtica democracia y a partir de aquí ya veremos si ese es el mejor gobierno posible.